Recreación de una zona peatonal arbolada con mobiliario urbano sostenible y convivencia entre peatones y ciclistas (Escola Sert).

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Territorio y urbanismo

Un espacio público social, verde, sostenible y medible

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Docentes y alumnos del curso 'Diseño del espacio público: nuevos enfoques e instrumentos', reflexionan sobre la movilidad sostenible, las soluciones de urbanismo basadas en la naturaleza y la recopilación y uso de datos que miden el dinamismo de las ciudades.

Las distintas metodologías aplicables al diseño del espacio público reflejan la complejidad de su abordaje y resolución. En un artículo previoMaría Pía Fontana y Miguel Mayorga, directores del curso Diseño del espacio público: nuevos enfoques e instrumentos, nos hablaban de un enfoque regenerativo basado en dos miradas: la morfológica y la topológica, pero la cuestión no termina aquí.

En esta segunda parte dedicada al diseño del espacio público, la movilidad sostenible, las soluciones basadas en la naturaleza y la recopilación y uso de datos que miden el dinamismo de las ciudades, centran las reflexiones de los ponentes y alumno entrevistados.

La caminabilidad, el concepto que engloba el nuevo espacio público

Conceptualmente, María Pía Fontana y Miguel Mayorga, directores del curso Diseño del espacio público: nuevos enfoques e instrumentos, introducen la caminabilidad que, explican, va más allá de cerrar las calles al tráfico rodado.

“Su sentido es más difuso; permite que todas las calles tengan condiciones equivalentes y evita la especialización excesiva. Aquí, la medición y visualización de datos y de la movilidad son clave de estudiar, porque la actuación no se debe limitar a intervenir en un solo espacio, sino que hace falta trabajar con una visión mucho más sistémica y transversal”, contextualiza Fontana.

"La caminabilidad va más allá de cerrar las calles al tráfico rodado. Su sentido es más difuso; permite que todas las calles tengan condiciones equivalentes y evita la especialización excesiva. La medición y visualización de datos y de la movilidad son clave”.

María Pía Fontana
Arquitecta

 

Como ejemplo, la arquitecta cita calles del barrio de Poblenou en Barcelona, como Cristóbal de Moura o Álava, impulsadas por el Instituto Municipal de Urbanismo. En ellas, se ha logrado una convivencia paradigmática esperable para una calles más habitables sin recurrir a la configuración de espacios normativizados, a la prohibición e imposición.

Todos, como ciudadanos, estamos siempre muy pendientes cuándo se inaugura una calle o plaza con carácter peatonal que, a menudo, no se piensan como un sistema. 

“Para nosotros, lo más importante es el proceso: el antes, el durante y el después. ¿Qué queremos decir con esto? Que la misma gestión del espacio viario y público en la ciudad ha de cambiar, pues la vida urbana es cambiante, y la mapificación y los datos, además de útiles, no son fijos, sino dinámicos, y hay que modificarlos continuamente para dar respuesta a las necesidades”, añade Miguel Mayorga.

Por ejemplo, para poder entender si el espacio está favoreciendo la apropiación social o es confortable, hay que estudiarlo en el tiempo.

Cambios paradigmáticos en la movilidad

Para alcanzar esta cota de convivencia urbana, a la movilidad ya hace un tiempo que le acompaña la palabra sostenible. ¿Pero qué quiere decir, exactamente? Para Xavier Abadia, ingeniero de caminos y ponente del curso, consiste en equilibrar varios factores.

“Por un lado, tenemos la eficacia técnica, que implica el tiempo de desplazamiento, la seguridad vial y las características de cada medio de transporte. Por otro lado, la movilidad genera unas externalidades; como las emisiones, el ruido y la accidentalidad. Por último, existe la parte económica que genera cada modelo”, concreta.

La introducción de aplicaciones como El meu bus, un servicio de autobuses públicos inteligentes que funciona bajo demanda en varios barrios de Barcelona, es un buen ejemplo.

En su trazado urbano, la movilidad urbana ha evolucionado desde una matriz origen-destino, que determina el número de carriles según el recorrido y el tiempo de desplazamiento, a una definición que incluye las condiciones del espacio.

“Cuando hablamos de movilidad en el marco de la proximidad, el factor más interesante en el caso de Barcelona es la urbanización homogénea de los pavimentos, ya que permite que la ciudadanía se desplace sin obstáculos físicos por toda su conurbación”, señala.

Entre las soluciones implementadas en la ciudad, además de la pacificación, Abadia destaca un segundo elemento, la jerarquización, que incluye medidas como las “superilles” o los ejes verdes:

“Si pensamos en la peatonalización, una red octogonal permite diseñar recorridos urbanos donde el peatón o la bicicleta tengan la prioridad”.

Xavier Abadia
Ingeniero de caminos y ponente del curso

 

Los datos respaldan la toma de decisiones

El último concepto que introduce el ingeniero y que está vinculado al de proximidad, es el del pensamiento en red, que plantea un sistema conectado para cada medio de transporte. Para implementarlo, se requiere de unas condiciones mínimas que tengan en cuenta la superposición y convivencia de cada uno de ellos en un mismo espacio público. 

En este escenario, hay que tomar decisiones sobre a quién se le otorga la prioridad, ya que hay calles que no tienen las dimensiones adecuadas para incluir a todos los medios de transporte. 

“Si pensamos en la peatonalización, una red octogonal permite diseñar recorridos urbanos donde el peatón o la bicicleta tengan la prioridad”, ejemplifica Abadia.

Para el arquitecto y alumno del curso, Xavier Rico Miró, el uso de datos de tráfico a tiempo real para configurar el espacio urbano aporta, además, la capacidad de anticipar escenarios futuros.

“El uso de datos en el diseño del espacio público contribuye a generar nuevas ideas y valor añadido al proyecto, además de la posterior evaluación de la solución implementada. Por ejemplo, si preveo un crecimiento residencial con la construcción de 50 viviendas, esto generará una movilidad que puedo analizar en diferentes momentos del día. Y a partir de la simulación, tomar decisiones respecto a la planificación urbana”, valora.

"Medimos el parámetro de masa forestal o de verde. A partir de una serie de imágenes, la IA calculó los indicadores de mejora de Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada".

Xavier Rico Miró
Arquitecto y alumno del curso

 

Cuando la naturaleza es la mejor urbanista

El arquitecto también hace hincapié en otro aspecto; la introducción de soluciones basadas en la naturaleza, como los sistemas de drenaje sostenibles o SUDS, elementos de regeneración de acuíferos, y del aprendizaje de conceptos como la percepción térmica o el efecto isla de calor en los espacios urbanos.

Xavier Rico Miró ya ha empezado a trabajar estos conceptos una vez finalizó el curso en julio. “En un proyecto que ya incorporaba los SUDS introdujimos un mayor rigor con un experimento que, aunque finalmente no se aplicó, fue muy interesante: medir el parámetro de masa forestal o de verde. A partir de una serie de imágenes, la inteligencia artificial, calculó los indicadores de mejora de Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada de esta masa forestal”, comparte.

Mar Pérez fue la ponente encargada de explicar cómo las condiciones ambientales están estrechamente vinculadas a la accesibilidad y al confort que el espacio público genera en los peatones.

Sobre las soluciones basadas en la naturaleza, las define como sistemas constructivos que integran el verde para poder conseguir una conectividad ecológica y social y una mitigación de los efectos del cambio climático. Por ejemplo, la conexión de dos zonas verdes mediante un sistema de transporte de agua protegido con sombra para preservar la vegetación y al que se le procuren las condiciones necesarias para que sea resiliente. 

“Esta conectividad ecológica genera, por un lado, una conectividad social y, al mismo tiempo, es un sistema de transporte de agua que rebaja las temperaturas superficiales mediante la infiltración. Además, en caso de inundaciones, permite transportar el agua y conducirla a un depósito donde se aprovecha para mitigar la sequía”, detalla.

Existen diversas variables que mejoran la habitabilidad de los espacios públicos; parámetros térmicos, lumínicos, acústicos y de calidad del aire, todos ellos medibles con herramientas como el permeámetro y las cámaras termográficas.

 

Distintos tipos de confort urbano

Existen diversas variables que mejoran la habitabilidad de los espacios públicos; parámetros térmicos, lumínicos, acústicos y de calidad del aire, todos ellos medibles con herramientas como el permeámetro y las cámaras termográficas.

Para conocer el estado de las ciudades, existen tecnologías a escala macro y micro que diagnostican qué sistemas constructivos son más eficientes para reducir las temperaturas superficiales, mejorar la conductividad, infiltración o captación hídricas. 

En cuanto a las soluciones, Pérez explica que muchos municipios están estudiando cómo reducir los efectos del cambio climático, estrechamente relacionados con el confort, como la disminución de las temperaturas de las ciudades o la mitigación de las inundaciones, adaptándolas a escenarios como el cambio de los parámetros pluviales. 

“En Barcelona, por ejemplo, se capta agua más allá de la freática. Muchos municipios trabajan para poder convertir el espacio público en un captador y gestor de recursos para que la ciudadanía de hoy y de mañana puedan vivir en un espacio confortable, en el que se pueda respirar y que sea habitable y sostenible”, apunta.

Reflexiones finales sobre el presente y el futuro del espacio público  del espacio público

Todas estas perspectivas apuntan hacia una conclusión: el urbanismo público es un espacio dinámico.

“El urbanismo debe contemplar que la ciudad cambia y, por lo tanto, nos obliga a hacer un seguimiento de las condiciones y diseño del espacio público, no desde la urbanización y construcción, sino desde la comprensión de cómo estas medidas se comportan en el tiempo y cómo las personas van utilizando este espacio. Ese es uno de nuestros grandes dilemas porque la gestión de la ciudad tradicionalmente no contempla estos aspectos. Tal y como dice el especialista en espacio público Jan Gehl, “mide lo que importa”, remarca Mayorga.

“El urbanismo debe contemplar que la ciudad cambia y obliga a hacer un seguimiento de las condiciones y diseño del espacio público, no desde la urbanización y construcción, sino desde la comprensión de cómo las personas van utilizando este espacio·.

Miguel Mayorga
Arquitecto

 

El arquitecto incide en esta necesidad de realizar más pedagogía del espacio porque si queremos ciudades más habitables necesitamos que las personas las perciban como tal, compartiendo información inteligible y accesible para el conjunto de la ciudadanía. Al fin y al cabo, tal y como afirma el arquitecto, “los proyectos son para la gente y son de la ciudad”.

Y, como resume Xavier Rico Miró: concebir el espacio público como un conjunto, no simplemente una piel, que integra una escala humana, verde, saludable y sostenible.

 

 

Lucía Burbano
Redacción Escola Sert

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