«Los participantes del posgrado en Diseño Consciente y Neuroarquitectura saldrán con una metodología que aplicarán en su trabajo»

La neuroarquitectura ya no es una opción, sino una responsabilidad profesional, dado que la ciencia demuestra que el entorno construido impacta directamente sobre la salud física, emocional y cognitiva de las personas. Esta es la visión que quiere impulsar Alba Méndez, directora del Posgrado de Escola Sert en esta disciplina, quien también explica las novedades que trae la tercera edición de este programa. 

Méndez considera indispensables tener muy presente el continuum entre el sistema nervioso, el cuerpo y el entorno. Ha querido trasladar su enfoque personal sobre la neuroarquitectura al posgrado y, por este motivo, incorpora metodologías de la psicología, la neurociencia y de diversas herramientas tecnológicas. 

La nueva cara del Posgrado en «Diseño Consciente y Neuroarquitectura» apuesta por un cambio de foco. Esta formación es para aquellos que entienden que el entorno construido debe ser una palanca para la salud, la productividad y la calidad de vida, convirtiendo a los profesionales del diseño en verdaderos ingenieros de la experiencia humana basada en la ciencia.

[PREGUNTA]: ¿Qué te llevó a vincularte con el mundo de la neuroarquitectura?

[ALBA MÉNDEZ]: Desde muy pequeña, a los cinco años o así, me empecé a preguntar quién hacía los edificios y por qué había lugares donde la gente se sentía bien. Mi padre también me inculcó una visión muy transversal del conocimiento, aunque él no era arquitecto sino abogado, eso ayuda mucho a la hora de desarrollar conocimiento en neuroarquitectura. 

El interés de mi infancia me llevó a estudiar arquitectura, aunque en la carrera nadie me habló de diseñar pensando en las personas; la formación se centró en aspectos técnicos y estéticos, dejando de lado la naturaleza multisensorial de la arquitectura. 

Mi curiosidad me llevó a hacer mi propia investigación y cuando fui de Erasmus a los Países Bajos, allí conocí el trabajo de arquitectos como Herman Hertzberge, Aldo van Eyck o el antropólogo Edward Hall, quienes ya se habían preocupado por la relación entre el comportamiento humano y el diseño espacial. Sus trabajos incluían otras disciplinas como la antropología o la psicología ambiental.

Posteriormente, sobre el año 2010, conocí la labor de la Academy of Neuroscience for Architecture (ANFA), la organización pionera en esta disciplina. Les fui siguiendo la pista hasta que organizaron un máster conjuntamente con las universidades de Venecia y Parma. Cursé el programa y allí me especialicé en esta materia.

[P]: Pensando en una persona que esté barajando estudiar el Posgrado, ¿qué objetivos o aspectos claves del programa destacarías?

[AM]: El objetivo principal es generar un cambio de mirada en la profesión que modifica por completo el proceso con el que se suele trabajar. Con esta nueva óptica, el proyecto ya no debe comenzar como algo funcional, ahora conviene poner al ser humano en el centro. Esto se hace identificando primero a las personas que van a habitar el espacio y cuáles son las necesidades que tendrán allí, por ejemplo, si se está pensando en una oficina. 

Una vez identificadas las personas y sus necesidades se consulta qué es lo que dice la ciencia para entenderlas. 

Otro objetivo del posgrado es que los alumnos aprenden a tomar decisiones sobre el diseño de un proyecto basadas en evidencias que se nutren de diversas áreas: estudios científicos, psicológicos. A los participantes se les enseña a contextualizar todo y saber cuándo y cómo tienen que utilizar cada herramienta

En global, buscamos que los participantes entiendan que la neuroarquitectura y el diseño consciente no nacen de cero, sino que son la confluencia de distintas áreas de conocimiento (psicología ambiental, neurociencia, sociología, antropología y arquitectura) que han investigado la interacción entre entorno y ser humano durante décadas.

[P]: ¿Entre las novedades también destaca un cambio en el enfoque?

[AM]: Se ha puesto muchísimo énfasis en que sea 100% profesionalizador y en salir del mundo de las ideas. Los alumnos saldrán con una metodología clara para que puedan aplicarla en su trabajo. También el posgrado les permitirá tener una visión crítica de la nueva disciplina, que es la neuroarquitectura.

[P]: ¿Qué otras novedades trae el Posgrado en la edición que comienza en enero?

[AM]: Una de las principales novedades este año el carácter internacional y el nivel de los docentes. En particular quiero destacar a Bill Browning, Itai Paiti, Sophie Schüller, Cleo Valentine y Hugo Spiers. 

En España no hay ninguna formación en neuroarquitectura con este nivel de docentes. Las clases que impartirán en el posgrado serán en inglés y estarán grabadas y subtituladas para que las puedan seguir sin problemas quien no domine tanto el idioma.

También me gustaría destacar que la formación contará con el apoyo del Center for Conscious Design (CCD), y la matrícula incluirá una membresía anual en esta organización, por lo que los alumnos podrán acceder a sus recursos, actividades y comunidad global.

[P]: El título del Posgrado es «Diseño consciente y Neuroarquitectura», ¿qué diferencias hay entre estos dos ámbitos?

La diferencia está en cómo cada disciplina aplica un alcance y visión diferentes a su manera de enfocar el estudio de la interacción entre el ser humano y el entorno construido. La neuroarquitectura tiene un foco más específico y limitado, centrándose únicamente en la relación entre el sistema nervioso y el entorno. Su estudio se limita a analizar qué impacto o afectación tiene el entorno directamente sobre el sistema nervioso de las personas.

Por otro lado, el diseño consciente adopta una visión que permite comprender el continuum entre sistema nervioso, cuerpo y entorno, entendiendo esta interacción como un sistema complejo adaptativo. 

Para entender esta complejidad no basta con la neurociencia, sino que se requiere la participación de muchísimas otras disciplinas. Tanto la neuroarquitectura como el diseño consciente son, en realidad, la confluencia de áreas de conocimiento como la psicología ambiental, la sociología, la antropología y la arquitectura, que han investigado esta interacción durante décadas.

[P]: Esta es la tercera edición del Posgrado, ¿cuál es el perfil de sus participantes?

[AM]: Los participantes son mayoritariamente interioristas y arquitectos. También hay profesionales de otros ámbitos como psicólogos, diseñadores de producto, diseñadores gráficos o gente de marketing y publicidad. El alumnado es mayoritariamente femenino, entre el 85% y el 90%, con una edad entre los 35 y 42 años, aunque cada vez se matricula gente más joven. 

[P]: ¿Y crees que en el futuro en las escuelas de arquitectura como Sert aplicarán esta formación en neuroarquitectura de manera más transversal?

[AM]: Creo que la neuroarquitectura y su metodología debe incorporarse como un conocimiento base para otras especializaciones de la arquitectura. Por ejemplo, el diseño inclusivo se considera una especialización dentro de la propia neuroarquitectura. 

La relación entre arquitectura y salud, como en el posgrado de Escola Sert, también se considera una parte de la neuroarquitectura porque se centra en el impacto que el diseño de edificaciones tiene en la salud física de las personas. 

Otro ámbito con programas en Escola Sert sería la sostenibilidad, donde la neuroarquitectura actúa como un complemento. Cuando se toma una decisión de diseño que prioriza el impacto ambiental, es necesario un "doble check" para verificar si esa solución también tiene un impacto social positivo.

También destacaría el sector inmobiliario y el de hoteles. En el primero, la neuroarquitectura es una herramienta que permite planificar, maximizar y medir el impacto social de las inversiones inmobiliarias. Mientras que en el segundo, puede ayudar mucho a comprender y mejorar la experiencia de usuario. 

Por último destacaría el Facility Management. Aquí se puede añadir una capa de información para ir más allá de la eficiencia y del mantenimiento, así se conocerá mejor cómo la actividad del edificio está afectando a las personas. 

[P]: ¿Qué le dirías a una persona para que acabe de decidirse por cursar este posgrado?

[AM]: La única condición indispensable para que un profesional se interese en esta formación es la comprensión de que el entorno construido impacta directamente sobre la salud física, emocional y cognitiva de las personas. Algo que ahora tenemos claro gracias a la ciencia.

En este sentido, el Posgrado «Diseño Consciente y Neuroarquitectura» es una herramienta clave para los arquitectos que quieran subir un nivel diseñando espacios que influyen positivamente en la calidad de vida de las personas. 

En la historia hay momentos donde la ciencia nos descubre un avance y ya no se puede volver atrás y seguir haciendo las cosas como antes. Pues en nuestra profesión, la neuroarquitectura y el diseño consciente nos ayudan a diseñar espacios evitando los efectos negativos que no se tenían en cuenta en el pasado. 

Iván Giménez Chueca
Redacción Escola Sert