
Proyecto de Batlleiroig Arquitectura para el Camino del Bosque en el cementerio de Roques Blanques de El Papiol, en Barcelona. (Fotografías: Jordi Surroca)
Camí del Bosc en el cementerio de Roques Blanques: una intervención basada en el ciclo de la vida
¿Puede la arquitectura acompañar un momento tan íntimo y emocional como la muerte de un ser querido y transformarlo en una experiencia plena de belleza y sensibilidad? ¿Puede, además, hacerlo de manera totalmente respetuosa e integrada en el entorno natural?
Este fue el gran reto que el reconocido despacho de arquitectura Batlleiroig asumió cuando Áltima les encargó la ampliación del cementerio comarcal de Roques Blanques. Y lo logró de manera sublime.
Aquí veremos cómo han conseguido incorporar bioconstrucción, innovación y sostenibilidad al proyecto, con una intervención basada en la conservación del Medio Ambiente.
Este artículo forma parte de una serie de artículos donde se analizan obras recientes de arquitectura catalana y balear que han tenido en cuenta criterios saludables en su diseño y construcción.
TipologÍa: ampliación de cementerio de iniciativa privada
Cliente: GIC – Áltima Serveis funeraris SL
Emplazamiento: cementirio comarcal de Roques Blanques, El Papiol, Barcelona
Superficie: 8.000 m2
PEM: 700.000€
Año de inicio y finalización: 2017 - 2018
Autores del proyecto: Batlleiroig Arquitectura (Enric Batlle, Joan Roig, Ivan Sánchez, arquitectos)
Equipo: Livia Valentini y Carmen Guerrero, arquitectas y paisajistas; Dolors Feu, ingeniera agrícola y paisajista; Marta Sanz Cuso, arquitecta; Elisabeth Torregrosa y Laura Luque Pan, arquitectas técnicas
Project manager: Cota 2 Tècnics SLP
Colaboradores: Naturalea, consultor en bioingeniería y técnicas de rehabilitación del paisaje; Cave Terram, consultor ambiental; WorldNature, consultor en conservación de la naturaleza y conciencia ambiental
Constructora: Naturalea, Excavacions Petit y Santin Jardineria i Paisatge
Créditos fotografías: Jordi Surroca
Crédits vídeo: Arquitectura Filmada
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Debido a la creciente demanda de entierros de las cenizas han surgido otras maneras de recordar a nuestros seres queridos, generando sepulturas con menos impacto ambiental.
EL ENCARGO: NUEVAS MANERAS DE VELAR A LOS DIFUNTOS
Ya sea por motivos religiosos o económicos, las sepulturas tradicionales donde enterrar a nuestros difuntos como las tumbas, los nichos, los panteones o los columbarios han ido perdiendo peso en favor de la incineración en los últimos años. Lo cierto es que este tipo de sepulturas suponen un impacto ambiental muy elevado ya que son construcciones duras, que ocupan mucho espacio de suelo y necesitan complejos sistemas de drenaje para impedir la contaminación por la filtración de los lixiviados tóxicos de los cuerpos en descomposición.

El resultado es un espacio de paz que nos conecta con los elementos y con la naturaleza. (Fotografía: Jordi Surroca)
El entorno construido se mimetiza con el entorno natural, fundiéndose con la vegetación, convirtiéndose en parte del paisaje y transformando una experiencia que suele ser dolorosa en un paseo balsámico que contiene, calma y cuida.
Debido a la creciente demanda de entierros de las cenizas han surgido otras maneras de recordar a nuestros seres queridos, generando sepulturas con menos impacto ambiental como "el bosque de la calma" y "los árboles familiares", opciones en las que se entierran las urnas bajo un árbol, o "la fuente del reposo", en la que las urnas se colocan en una fuente y se van diluyendo con la acción del agua.
Es desde esta perspectiva de adaptarse a los nuevos requerimientos de las familias de los difuntos que surgió el encargo de ampliar el cementerio de Roques Blanques. Este fue inaugurado en el año 1985 y fue uno de los primeros proyectos que realizó el despacho Batlleiroig.
Gracias a la buena relación que se estableció entre los arquitectos y Áltima, la empresa promotora y gestora del cementerio, y al interés común de querer realizar un proyecto alineado con los criterios de sostenibilidad y salud, se pudo plantear desde el inicio (conjuntamente con el Ayuntamiento de El Papiol y el Parque Natural de Collserola) una propuesta de entierros vanguardista, innovadora, 100% biodegradable y, sobre todo, pensada para acompañar de una manera más amable y poética la vela y el recuerdo de los difuntos por parte de sus familias.
El resultado es un espacio de paz que nos conecta con los elementos y con la naturaleza, donde disfrutar en silencio de la explosión de su belleza, de los colores de las mariposas, del cri-cri de los insectos, del canto de los pájaros y del aullido del viento a través de las hojas de los árboles.
El entorno construido se mimetiza con el entorno natural, fundiéndose con la vegetación, convirtiéndose en parte del paisaje y transformando una experiencia que suele ser dolorosa en un paseo balsámico que contiene, calma y cuida. Y esto, aunque no lo parezca, también es hacer arquitectura saludable. Porque, seamos conscientes o no, el entorno que diseñamos tiene el poder de cuidar, o de dañar, la salud física y mental de sus usuarios.

Una propuesta de entierros pensada para acompañar de una manera más amable y poética la vela y el recuerdo de los difuntos. (Fotografía: Jordi Surroca)
La actuación, basada en el respeto y la conservación del medio natural del parque, forma parte de la última ampliación del cementerio y consiste en generar un gran y alargado espacio verde aterrazado en la vertiente norte de la montaña.
LA INTERVENCIÓN: EL CAMÍ DEL BOSC
El proyecto se sitúa en el cementerio comarcal de Roques Blanques, en el municipio de El Papiol, en una parcela de 120 ha integradas dentro del ámbito del Parc Natural de Collserola, ocupando actualmente solo el 10% del área disponible.

Planta del proyecto (Batlleiroig).
La actuación, basada en el respeto y la conservación del medio natural del parque, forma parte de la última ampliación del cementerio y consiste en generar un gran y alargado espacio verde aterrazado en la vertiente norte de la montaña. Estas terrazas están conectadas por un camino, llamado el Camí del Bosc, con una longitud de 270 metros lineales, una altura de muro de 1,3 metros en 4 desniveles y una anchura de 2 metros de muro y 1 metro de camino, que podrá contener 1.100 nuevas sepulturas de urnas para cenizas.

La actuación consiste en generar un gran y alargado espacio verde aterrazado en la vertiente norte de la montaña. (Fotografía: Jordi Surroca)
El muro Krainer es un sistema biodegradable basado en la bioingeniería, que se inspira en los refugios que construyen los castores en los lechos de los ríos.
EL MURO: APRENDIENDO DE LOS CASTORES
La innovación de este proyecto viene dada por el sistema constructivo del muro de contención de las tierras de las terrazas: el muro Krainer, un sistema biodegradable basado en la bioingeniería, que se inspira en los refugios que construyen los castores en los lechos de los ríos, a partir de troncos, ramas y tierra y que normalmente se utiliza para estabilizar taludes con elementos naturales.
Lo más sorprendente es que se ha llevado este sistema mucho más allá, ya que el muro lo resuelve todo: el límite del camino, la contención de tierras, la plantación de vegetación, el jardín de las mariposas y, obviamente, el espacio donde depositar las urnas.
El muro del Camí del Bosc está compuesto por una estructura de doble entramado de troncos de castaño del Montseny, con el interior relleno de tierra y piedras, y unas estructuras cilíndricas orgánicas formadas por fibras de coco, llamadas bio-rolls, donde plantar la nueva vegetación arbustiva.

Sección del proyecto (Batlleiroig).
La muerte no es el final de un ciclo, es parte del proceso de volver a la tierra, de volver al origen, pasando a formar parte de la montaña, nutriéndola, para generar nueva vida.
Tal como explican los arquitectos, el muro utiliza una tecnología que combina materiales muertos y vivos, en un entramado que evoluciona con el paso del tiempo. Mientras los troncos, los elementos muertos, se degradan, las plantas vivas se arraigan y crecen, estableciendo una dinámica natural que evoca el ciclo de la vida, tan presente en un cementerio.
Las urnas orgánicas donde se depositan las cenizas también son de madera de castaño y se ubican en los espacios libres del entramado, formando una construcción biodegradable con materiales del propio bosque. Se ha calculado que este conjunto tiene una vida de 30 años aproximadamente, momento en el que se considera que el bosque natural vuelve a su estado original.
Así pues, la muerte no es el final de un ciclo, es parte del proceso de volver a la tierra, de volver al origen, pasando a formar parte de la montaña, nutriéndola, para generar nueva vida.

Mientras los troncos, los elementos muertos, se degradan, las plantas vivas se arraigan y crecen, estableciendo una dinámica natural que evoca el ciclo de la vida. (Fotografía: Jordi Surroca)
LA VEGETACIÓN: EL JARDÍ DE LES PAPALLONES
Una de las partes más evocadoras del proyecto es el Jardí de les Papallones. Con el objetivo de potenciar la biodiversidad del parque y de sensibilizar a la ciudadanía sobre el medio natural se ha creado un entorno con las condiciones propicias para atraer a estos insectos tan espectaculares.
Con el objetivo de potenciar la biodiversidad del parque y de sensibilizar a la ciudadanía sobre el medio natural se ha creado un entorno con las condiciones propicias para atraer mariposas.

Se ha creado un entorno con las condiciones propicias para atraer mariposas. (Fotografía: Jordi Surroca)
Se ha ubicado el jardín en el muro aterrazado, siendo el lugar ideal debido a la protección que ofrece contra el viento y a su soleamiento intenso. Además, se han elegido con mucha intención especies arbustivas y herbáceas adaptadas al clima de aquí, con flores aromáticas, de colores contrastados y brillantes y con buena producción de alimento (tanto de néctar para las mariposas adultas como de hojas para masticar para las orugas) para garantizar y potenciar la presencia de mariposas autóctonas de Collserola durante todo el año.

Rodeándose de buenos profesionales especializados se ha conseguido resolver con un mismo sistema la contención del terreno, el sistema de entierro, la gestión del agua y el objetivo de fomentar la biodiversidad, lo que ha permitido reducir otras partidas.
Tal como nos explican los arquitectos de Batlleiroig, la ejecución de las contenciones de las tierras con técnicas de bioingeniería, como el muro Krainer, ha supuesto un incremento de coste importante en relación a otros sistemas convencionales.
No obstante, gracias a una buena planificación del proyecto, a agudizar el ingenio y a rodearse de buenos profesionales especializados se ha conseguido resolver con un mismo sistema la contención del terreno, el sistema de entierro, la gestión del agua y el objetivo de fomentar la biodiversidad, lo que ha permitido reducir otras partidas. Además, su diseño está pensado para ser construido de manera rápida y aprovechando los materiales naturales del entorno próximo.

Para realizar este proyecto los autores han utilizado criterios de diseño con Soluciones Basadas en la Naturaleza (NBS). (Fotografía: Jordi Surroca)
EL RETO: EVOLUCIÓN E INNOVACIÓN
Batlleiroig apuesta en todos sus proyectos por soluciones innovadoras que buscan adaptarse a la emergencia climática y relacionar la naturaleza con el entorno construido desde el respeto, poniendo en el centro el bienestar y la salud de las personas.
Tal como hemos visto en el artículo, para realizar este proyecto han utilizado criterios de diseño con Soluciones Basadas en la Naturaleza (NBS), utilizando elementos naturales, 100% biodegradables y de bajo impacto ambiental. Además, todas las superficies del proyecto son permeables y la gestión del agua se basa en sistemas de drenaje sostenible.
Pero son conscientes de que las cosas siempre se pueden hacer mejor. Y, en el caso del Camino del Bosque, hacen autocrítica: en este proyecto el objetivo de recuperar las especies de mariposas de Collserola era prioritario. Es por eso que la selección de especies arbustivas se orientó en este sentido, buscando maximizar la atracción de insectos polinizadores, sobre todo de mariposas, y no se pudo ajustar la plantación tanto como hubieran querido para minimizar el consumo de agua para regar.
El reto de futuro, de cara a otros proyectos, es ir un paso más allá. Y por eso les gustaría evolucionar el diseño incorporando vegetación más adaptada al lugar con menor consumo hídrico, manteniendo la misma voluntad de fomento de la biodiversidad, para conseguir prescindir totalmente del sistema de riego.
Sònia Palmi Aznar, arquitecta especializada en Arquitectura Saludable.
Nuestro agradecimiento a todo el equipo de Batlleiroig por su colaboración.