
(Imagen: FP)
Resiliencia y regeneración: estrategias para cuidar los recursos hídricos
Sequía e inundaciones. Temporales. El cambio climático nos está trayendo episodios de furia de la naturaleza cada vez con mayor frecuencia. Y nuestras infraestructuras no están adaptadas. ¿Qué hay que hacer? ¿Seguir regenerando las playas dragando arena del fondo del mar? ¿Reconstruir los desperfectos de los paseos marítimos como si nada hubiera pasado? ¿O renaturalizar? Veamos qué alternativas tenemos desde la gestión urbanística y paisajística.
Playas desaparecidas y paseos dañados
Ciarán en noviembre de 2023 y Nelson en abril de este año dejaron tras de sí una serie de titulares que se han convertido en un recurrente y desolador dejà vu: pérdida de arena e infraestructuras dañadas en las playas catalanas.
En Montgat (Barcelona), una de sus playas perdió 50 metros de ancho de los 60 que tenía; en Altafulla (Tarragona) se colapsaron 15 metros de su paseo marítimo y, en Barcelona ciudad, se cayó parte del muro de la playa de la Nova Mar Bella.
La erosión e inundación son dos de los efectos del cambio climático, cuyo impacto se materializa en el retranqueo de una línea de costa ya de por sí mermada.
“El nivel medio del mar es cada vez más alto y la temperatura superficial del mar más caliente. El mar tiene cada vez más energía para erosionar unas costas cuya capacidad de regeneración ha ido disminuyendo debido a la frecuencia de estos temporales”, explica Miriam García, arquitecta, directora del curso de la escuela de verano Regenera: estrategias y herramientas de diseño resiliente y del despacho Landlab.

El nivel medio del mar es cada vez más alto y la temperatura superficial del mar más caliente. Eso provoca que cada vez tenga más energía para erosionar unas costas cuya capacidad de regeneración ha ido disminuyendo debido a la frecuencia de estos temporales. (FP)
La erosión e inundación son dos de los efectos del cambio climático cuyo impacto se materializa en el retranqueo de las líneas de costa
¿Puede evitarse lo inevitable?
En marzo de 2024, el Centro Internacional de Investigación de los Recursos Costeros (CIIRC) y el Laboratorio de Ingeniería Marítima (LIM) de la Universitat Politècnica de Catalunya - BarcelonaTech (UPC), en colaboración con el Servicio Meteorológico de Catalunya, Ports de la Generalitat y la Oficina Catalana del Cambio Climático publicaron dos documentos, uno sobre la adaptación de los paseos marítimos catalanes a los impactos del cambio climático y un segundo sobre los puertos.
Se han calculado los riesgos de erosión e inundación en 54 playas representativas distribuidas a lo largo del litoral catalán, teniendo en cuenta los climas de oleaje futuros, la subida del nivel medio del mar y la localización geográfica de las playas analizadas.
En los resultados destacan especialmente el aumento de riesgo en zonas costeras de los tres deltas catalanes: del Ebro, del Llobregat y de la Tordera.
Las playas más vulnerables
Las playas más vulnerables son aquellas que presentan una cota inferior a los dos metros junto con una playa emergida delante de una anchura inferior a los 15 metros. Si además existen infraestructuras tipo paseos o similares, estas tendrán un riesgo elevado de socavamiento, alertan los estudios.
Para Míriam García, las soluciones de adaptación no dependen solamente de su condición de vulnerabilidad, sino de otros factores como la configuración y amplitud del espacio público que existe detrás de las playas o del ancho de playa disponible.
“Sin ese espacio, habrá que tomar medidas más contundentes. En vez de una playa estrecha condenada a la desaparición fruto de la erosión del mar y un muro contra el que constantemente baten las olas, pueden plantearse soluciones como un borde aterrazado que puede ser un espacio público donde, además, la ola rompe más lejos del paseo, protegiendo sus infraestructuras y usos de los efectos de los temporales. Cada vez son más las ciudades que ya tienen este tipo de relación con el mar”, explica.
Trabajar con las dinámicas de la naturaleza genera otros beneficios: se contribuye a enriquecer la biodiversidad y a regular el clima, procuran refugios climáticos y espacios con distintas actividades y usos sociales.
“Está claro que hay una llamada a la acción, a la reimaginación y a la adaptación, frente a la estrategia de protección desarrollada hasta ahora. Hay que asumir el cambio”, afirma García.

Render del estudio de Landlab sobre las actuaciones en la playa de la Pineda, en Vila-seca (Tarragona) para su estabilización y restauración en el contexto del cambio climático, que detalla la construcción de un cresta de dunas (Landlab).
Proyectos de renaturalización en marcha
Parece que, efectivamente, los sucesivos impactos sufridos en los últimos años van a tener respuesta por parte de algunas poblaciones del litoral catalán. Las estrategias se articulan alrededor de la deconstrucción de parte de los paseos marítimos, de la renaturalización de la franja litoral y de devolver espacio a la playa.
En Segur de Calafell (Tarragona) se ha derribado parcialmente la plaza del Mil·lenari, en pleno paseo marítimo, por el riesgo de derrumbe que corría por el impacto de las olas. Se construyó en 2002 para unir los dos últimos tramos del paseo sin prever los efectos que podía tener en la regresión de la playa.
Aron Marcos, concejal de Ecología Urbana de la localidad, afirmó en el Diari de Tarragona, que “hay que retirar los elementos rígidos de un sistema litoral que es dinámico” y avisa de que es necesario “pensar en el escenario que habrá dentro de 50 años fruto del cambio climático”.
En Vila-seca (Tarragona), el proyecto Cal·lípolis, el equilibrio sostenible transformará el núcleo de la Pineda con la construcción de un nuevo contradique cerca de la playa de los Prats con un espacio abierto integrado en el paisaje respetuoso con el entorno litoral y marino. Este espacio tendrá un uso social con zonas de pinar y 37 hectáreas de humedales que serán una reserva natural donde se reintroducirán especies animales y vegetales.

Otro render del estudio de Landlab sobre el proyecto Cal.lípolis, en Vila-seca (Tarragona), que también recoge la creación de una laguna salada. (Landlab).
Proteger el litoral es una manera de reimaginar las playas
De Venecia a Mallorca
Venecia, ciudad seriamente amenazada por la subida del nivel del mar, está paliando este riesgo con una estrategia que combina la restauración natural y las infraestructuras grises (para protegerla de la inundación y frenar la energía del agua), con la ingeniería de las barreras sumergidas móviles. Estas últimas necesitan predicciones a tres días vista para darles tiempo a que se desplieguen y sean efectivas.
“Las respuestas que pueden ofrecer cada uno de los distintos municipios dependerá de sus capacidades o de la intensidad de los procesos a los que están sometidos. A veces, el único recurso, además de una alternativa que siempre es viable, es retroceder para no luchar contra las fuerzas de la naturaleza, favoreciendo la regeneración de sistemas dunares. No obstante es también una oportunidad de acercar otros paisajes, reimaginar la playa, la costa o los paseos marítimos. Todo un reto para el diseño de nuevos paisajes”, valora Míriam García.
En el caso de Landlab, la arquitecta explica que participan en el proyecto europeo LIFE AdaptCalaMillor, cuyo objetivo es impulsar la adaptación al cambio climático de la playa de Cala Millor en Mallorca y aumentar la resiliencia de las infraestructuras, los ecosistemas-servicios y la socioeconomía.
“Se trata de un frente litoral en una zona muy turística en el que se persigue una renaturalización del paseo marítimo y la recuperación del sistema dunar. Es un proyecto de cuatro años cuya metodología combina ciencia, participación ciudadana, gobernanza y soluciones basadas en la naturaleza. En la actualidad se está trabajando en los estudios que permitan comprender los efectos del cambio climático y aproximadamente a partir del mes de junio comenzarán los trabajos encaminados a definir y pactar entre los distintos agentes las estrategias y soluciones”, detalla.
Resiliencia desde el interior
El curso de la Escola Sert que dirige Míriam García introduce cambios respecto a ediciones anteriores para ampliar estas estrategias de diseño resiliente y de regeneración más allá del litoral, tal y como ha hecho el propio Landlab con su diseño proyectado para la calle Enric Granados de Barcelona.
“Veremos cómo se trabaja la resiliencia en distintas escalas: desde la ciudad al proyecto, pasando por territorios agrícolas, entornos urbanos y, por supuesto, el litoral”, señala.
Además, avanza, las cuatro sesiones contarán con expertos de distintas disciplinas como ambientólogos, paisajistas y, evidentemente, arquitectos. Un equipo coral y diverso para abordar lo que sucede en territorios distintos y cómo cada disciplina planea la regeneración.
Por exceso de agua… o por sequía
Y si hablamos de cambio climático no hay que olvidar, especialmente en Catalunya, la sequía.
Para García, la gestión del agua debe desterrar la estrategia extractiva y adoptar de nuevo un enfoque regenerativo que se preocupe de incorporar métodos de recogida de agua de lluvia, a diseñar espacios con especies autóctonas que sean resistentes a la falta de agua y, en la ciudad, pensar en el suelo como un recurso capaz de recoger agua, filtrarla y devolverla a los acuíferos. La arquitecta recuerda que solo unos acuíferos sanos permitirán unas captaciones con mayor regularidad.
“La sequía obliga a pensar en enfrentarte al proyecto, al paisaje, desde esta mirada devolutiva, regenerativa y no extractiva para disminuir la vulnerabilidad. Que cada estrategia aplicada en cada una de las escalas ayude a recargar los acuíferos y a mantener los cursos de agua en el mejor estado posible”, apunta.
Ya sea por falta o exceso de agua, en la gestión de los recursos hídricos está una de las claves de nuestro bienestar.
No sé trata de luchar contra la naturaleza, sino de hacer de ella una aliada.
Lucía Burbano
Redacción Escola Sert