La reivindicación de la arquitectura de tierra: proyecto del ayuntamiento de Ivars d’Urgell

Las Escoles Velles, o antiguas escuelas, es uno de los edificios más emblemáticos de Ivars d’Urgell, en la provincia de Lleida. Con más de cien años de historia y alumnas ilustres como la poeta Maria Mercè Marçal (1952-1998), las instalaciones quedaron en desuso en la década de 1990, cuando se construyó el colegio de la Mare de Déu de l’Horta. Posteriormente, el edificio tuvo otros usos, entre ellos, una cooperativa de costura y una consulta médica.

Hace dos años, el consistorio decidió iniciar las obras para mudar su sede municipal al edificio. Además, tomó otra decisión trascendental desde el punto de vista arquitectónico y de la sostenibilidad: poner en valor el tapial, un elemento constructivo característico de la comarca.

Para ello, encargaron su restauración y ampliación a Fetdeterra, técnicos especialistas en arquitectura de tierra y asesores acreditados en ecoinnovación, diseño de producto y desarrollo tecnológico.

El tapial, mucho más que un sistema constructivo

“En el Pla d’Urgell existe mucha construcción en tierra y, en concreto, de tapial como sistema de construcción. Forma parte del paisaje de la Segarra y era utilizado por los agricultores para edificar las cabañas que se encontraban en sus campos. Eran muros de tierra sin revestimiento, completamente expuestos”, explica Maite Sainz de la Maza Benet, arquitecta y cofundadora de Fetdeterra.

A pesar de su uso extendido, existe poca documentación técnica sobre la formulación y el tipo de tierra empleada en estas construcciones, las cabañas, algunas de las cuales son centenarias. “Descubrimos que en algunas zonas concretas se mantenían en perfecto estado, mientras que en otras presentaban patologías graves”, continúa.

Un proceso de restauración mimético

Parte del tapial de les Escoles Velles se había erosionado por el transcurso del tiempo debido a la acción del viento y de la humedad. “La superficie se fue desgastando hasta llegar al árido grueso, que es la estabilización física natural de la tierra y que frena su posterior erosión”, apunta la arquitecta.

Otro elemento que había causado deterioro en los muros eran las distintas intervenciones realizadas en el edificio cuando estaba en uso, como la apertura de regatas o la colocación de enchufes, que habían dejado marcas en el tapial. 

“También se habían colocado materiales que no eran propios de la tierra, como bloques cerámicos, que habían generado nuevas patologías. Lo primero que hicimos al comenzar la restauración fue quitar estos bloques y revestimientos y rehabilitarlos con tierra porque sabemos que se comportará de la misma manera”, detalla Sainz de la Maza Benet.

La voluntad del proyecto era dejar el tapial visto. Por lo tanto, Fetdeterra diseñó unos bloques específicos para integrarlos en las partes de las paredes originales que habían sufrido daños o erosión; el Alive Earthblock.

“Este bloque erosionable, denominado Alive Earthblock, imita el proceso que la tierra ha tenido con el muro. Al fabricarse, el bloque es liso porque las partículas más finas están en la superficie. Se colocan en las zonas del tapial a restaurar y se mimetiza con el muro, controlando la erosión física para que se produzca posteriormente la carbonatación superficial natural”, comparte.

El control de la erosión se genera mediante mecanismos físicos, combinando elementos de durezas distintas, desde el árido más grueso, hasta la parte más fina, que genera una estratificación con la propia morfología de los granos, una combinación de estratos resistentes y duros, formados por los áridos gruesos, que protegen a los estratos blandos y finos.

Para cada proyecto de rehabilitación, Fetdeterra desarrolla una formulación específica que mejor se adapte a las características originales del edificio. El proceso habitual es analizar el tipo de tierra utilizada y, a partir de aquí, fabricar los bloques. Sin embargo, en el proyecto de Ivars d’Urgell fue diferente.

“Como el proyecto requería ejecutar unas nuevas aberturas en la fachada y para conectar el antiguo edificio con su ampliación, aprovechamos la tierra extraída de esta intervención para fabricar unos 200 bloques in situ. Así nos aseguramos que la tierra era exactamente la misma”, señala.

Una cubierta innovadora también de tierra

Para la parte de la ampliación, utilizaron otro bloque de tierra también desarrollado y fabricado por la empresa denominado Tapialblock. “Se trata de un bloque estandarizado y de alguna manera industrializado, como si fuera un bloque cerámico o de hormigón, lo cual facilita el trabajo de colocación a los constructores y, a la vez, dota al proyecto de una imagen más contemporánea”, explica Sainz de la Maza Benet.

Pero Fetdeterra decidió dar un paso más y ejecutar, por primera vez, una envolvente y cubierta también con bloques de tierra. 

“Es una cubierta inclinada y ventilada que tiene continuidad en la fachada. Hemos conseguido una piel contínua de tierra, algo nada habitual y sí muy innovador”, relata.  A nivel de desempeño climático, esta cubierta térmicamente ventilada consigue reducir el calor intenso que la población experimenta los meses de verano. 

“Podemos decir que prácticamente es un edificio 100% de tierra. Hemos querido llevar este material al límite colocándolo por primera vez en la cubierta y funciona. El edificio muestra la evolución del tapial, desde el original y tradicional hasta los nuevos bloques que hemos colocado”, valora Sainz de la Maza Benet.

Sobre los beneficios que aporta la tierra en el interior, la arquitecta explica que, por un lado, se encuentra el medioambiental, ya que se trata de un material natural, no tóxico, que no necesita cocción, que es reutilizable y se puede reincorporar al medio natural. Para el usuario, se trata de un material transpirable y con una gran inercia térmica, lo que permite regular la humedad y la temperatura interior de manera natural.

Por último, la arquitecta celebra la iniciativa del ayuntamiento de Ivars d’Urgell de convertirse en prescriptor de la recuperación de técnicas centenarias que preservan y ponen en valor el patrimonio arquitectónico local.

“Las virtudes del tapial como sistema constructivo siguen vigentes. Para nosotros es muy importante reivindicar la validez de este material para la construcción”, finaliza.

Lucía Burbano
Redacción Escola Sert